Hola
amigos. Tras un tiempo preparando este artículo, muchas aventuras vividas y
demás, me decido a publicarlo. Veremos cómo gestionar una cita. Cómo hacer que
esa chica o chico que conocimos anteriormente nos acompañe hacia un encuentro
más íntimo o hacia el tipo de relación que queramos.
Una
vez que hemos conocido a una persona, hemos hecho nuestro juego ausente de manera que ella
ha querido quedar con nosotros, nos falta el sitio. ¿Dónde quedamos? Yo suelo
recomendar que en la primera cita se quede en un sitio neutral y con gente,
como un pub, para que la otra persona se sienta cómoda y con una vía de escape
en el caso de que las cosas no vayan bien. No tienen por qué ir mal pero le
daremos esa seguridad. Esto no quiere decir que tenga que ser siempre así, es
una simple orientación por si vemos que nos puede rechazar.
Recordad: no vamos
a ponérselo fácil para que nos rechace, por eso seremos observadores y
previsores para no obtener un rechazo.
Bien,
una vez elegido el lugar ya sólo queda ponernos guapos e ir al encuentro con la
más alta expectativa posible y con mucho optimismo y alegría. Con alta
expectativa me refiero a que seáis conscientes de que si la otra persona ha
quedado con vosotros es por algo y podéis avanzar tranquilamente. Es tan fácil
como observar la situación: una persona que conocemos de un momento, con la que
hemos ido hablando, ha aceptado tener una cita con nosotros. Ambos nos hemos
puesto guapos y se nos nota cierto nerviosismo. Está claro que ahí pasa algo y
hay tensión sexual. Por eso tendremos que ser capaces de darle una dirección al
encuentro para que acabe de la manera que nosotros queramos o, al menos, cerca
de ese punto.
Una
vez estamos en la cita, tendremos que tener en cuenta dos cosas: La actitud que
proyectamos y la tensión sexual que generamos.
La
actitud que proyectamos
Este
punto no se refiere ni más ni menos que a cómo nos comportamos en la cita.
Tenemos que pensar que la otra persona estará nerviosa y expectante por ver lo
que pasa y nos estará examinando continuamente. Pero no pasa nada, esto es
bueno, ya que si nos examina quiere decir que quiere algo potencial con
vosotros. Preguntas del tipo como “¿Qué esperas tú de un hombre/mujer?”
evidencian cierta actitud examinadora para ver si somos compatibles. Tampoco
seamos paranoicos y pensemos que nos están examinando permanentemente. Nuestra
actitud y nuestra predisposición debe ser la de una persona que va a divertirse,
es decir, vamos a pasárnoslo bien en la medida que dependa de nosotros. Si
somos divertidos, originales y hablamos con comunicación emocional (perspectiva
del yo) será muy difícil que la cosa no avance y que la otra persona no
adquiera cierta predisposición a permitir un avance por nuestra parte. Recordad
el artículo de Valor Natural (II): El Hombre Magnético, si somos valiosos de
manera natural y proyectamos las actitudes del hombre magnético despertaremos
muchísima atracción y derribaremos muchas defensas como el temido Factor Fulana
o el Rechazo Definitivo.
Dirección
y Avance: Tensión Sexual
Como
hemos dicho al principio, observemos:
Luis y Juanita se
conocieron una noche de fiesta. Se gustaron, intercambiaron teléfonos y se
besaron. Luis hizo un Juego Ausente que, si bien podría haber sido mejor, bastó
para que Juanita quisiera quedar con él. Luis le propuso quedar en un lugar
íntimo, pero esto no convenció a Juanita por su Factor Fulana. Después, Luis,
en un despliegue de sabiduría, leyó la primera parte de este artículo y le
propuso quedar en un lugar neutral en el que había más gente. Juanita aceptó
pero le advirtió de que no iba a pasar nada. Aun así, quedaron. Luis, como es
un tío de puta madre y muy divertido, buen comunicador y bastante original,
hizo que Juanita se lo pasara divinamente. Sin embargo, faltaba algo, pues
aunque la cosa iba bien parecían estancados y no avanzaban. Se reían, se lo
pasaban genial pero no había contacto corporal de ningún tipo, y Luis tampoco
le dijo lo que pensaba y lo que esperaba de la situación. Se despidieron de
manera genial, pero Juanita no le volvió a coger el teléfono a Luis.
¿Os
suena esta historia? Porque a mí me ha pasado alguna vez. A simple vista parece
que se lo estaban pasando genial, pero parecían dos amigos que se están
conociendo. ¿Qué faltaba aquí? Amigos, ni más ni menos que dirección y tensión
sexual para poder avanzar. Si Juanita no sabe lo que Luis piensa de ella,
creerá dos cosas: que no tiene valor para decírselo y, por tanto, sin
experiencia; o que no la valora lo suficiente.
Para
combatir esto y dar una dirección que predisponga al avance, contamos con dos
armas muy poderosas que se llaman Cualificación y Sexualización.
La cualificación,
aunque ya fue explicada en otros artículos, es la conexión que creamos entre
ambos: ella tiene algo que a mí me hace sentir algo y me provoca una reacción.
Si os fijáis, es imprescindible para dar una dirección y que la cosa avance,
porque si ella no sabe lo que nos gusta de ella difícilmente se sentirá
deseada. Y a colación de esto introduzco la sexualización.
Podemos
ser la persona más cojonuda del universo y ser los mejores comunicadores, pero
como no sexualicemos la cosa difícilmente avanzará. Podríamos esperar a que lo
hiciera la otra persona, pero sinceramente, ¿preferís dejar las cosas en manos
de alguien que no seáis vosotros? Yo, desde luego, no.
La sexualización, o dirección sexual es todo
aquel tipo de comunicación, ya sea verbal o no verbal, que hará que demostremos
que estamos interesados sexualmente en la otra persona. Puede ser, por ejemplo,
un comentario del tipo “Deja de mirarme así, por favor, estás despertando en mí
unas ganas terribles de besarte” o puede ser un gesto no verbal como morderse
el labio o besar directamente. Esto, que parece obvio, es el error de muchos
hombres, y mujeres, en las citas. Señores y señoras, tenemos sexo, tenemos
ganas de pasarlo bien y queremos que la relación avance. Si no, ¿para qué hemos
quedado? A mí no me gusta perder el tiempo y siempre quiero que la cosa avance.
Por
ello, ante una situación de que la interacción no avance, preguntémonos si
hemos dado la dirección adecuada. Da igual que nos rechace o no, nosotros ya
hemos dejado claras nuestras intenciones. Es deber de la otra persona aceptar
eso o marcharse si quiere. Si se queda ahí, aunque nos haya rechazado
significará que su rechazo es parte del juego y lo volveremos a intentar más
tarde. Si no hay dirección, no hay avance. Y, por supuesto, nuestras
afirmaciones y ganas de tener sexo o una relación de otro tipo, son muy
legítimas. Que nadie os haga sentir mal por querer avanzar.
Una
vez dicho esto, queda matizar algo: las sexualizaciones se producirán en
intervalos muy intermitentes, es decir, de vez en cuando si vemos que la
actitud de la otra persona predispone a cierto rechazo. No tengamos miedo a
hacer de la sexualización una herramienta a usar de vez en cuando. No siempre
hay que sexualizar, pues significaría demasiada tensión. Para eso tenemos el
otro apartado, que se refiere a la actitud general que mostraremos. Lo que
hemos explicado en el apartado de actitud debe ser constante a lo largo de toda
la cita, es decir, debe darse siempre. La sexualización se usará para dar la
adecuada dirección. Se debe tener siempre en cuenta la tensión-distensión que
explicábamos en el artículo de tensión sexual.
En
resumen, tendremos que tener una actitud original, divertida, estimulante y
emocional a lo largo de la cita y, sin embargo, impregnaremos la conversación
con sexualizaciónes que se darán de manera gradual y de vez en cuando.
Recordad
que todo esto son premisas generales, que cada situación es diferente y cada
chica es única.
Como veis, todos los artículos están relacionados entre sí y todos lo que se explica en ellos es imprescindible para tener éxito.
Sin
más, un abrazo mandanguero.
Fénix Fire
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