Hola amigos. Hoy os traigo un par de experiencias seductoras del juego ausente. Son dos interacciones que nos ha mandado un usuario del blog, al que llamaremos “Príncipe Azul”, y que analizaré para tener en cuenta errores y posibles caminos a seguir para que todos aprendamos y seamos mejores seductores y mejores personas.
Aquí
va el primero:
Príncipe
Azul:
Hola, ¿María?
Natalia: ¿Quién me habla? Sí, soy Natalia jaja.
Príncipe
Azul:
Soy Príncipe Azul, ese chico tan interesante que conociste. (Como ya sabemos, en juego ausente
se pueden malinterpretar ciertas actitudes. Aquí el chico está intentando darle
un toque de humor arrogante o chulifresco a la conversación desde el principio.
Esto se puede malinterpretar y quedar como que se es prepotente en lugar de
causar la impresión que queremos)
Natalia: ¿Pero quién eres? ¿De qué tienes mi número?
(Aquí ella empieza a
mosquearse al malinterpretar el jueguecito de nuestro amigo)
Príncipe
Azul:
De este sábado.
Natalia: No sé.
Príncipe
Azul:
Mmm… Seguro que te suena X.
Natalia: El que me dio ese papel para la discoteca.
Príncipe
Azul:
Y que además le fascinó esa mirada tuya tan sugerente. (Aquí nuestro amigo ha cualificado su
mirada sin que ella haya mostrado una actitud cooperativa en la interacción.
Además, no le ha dado un “por qué” y un “qué me hace sentir” a dicha
cualificación, por lo que queda fuera de lugar en este momento. En esta
situación, se tendría que haber dejado para más adelante, hasta que ella
hubiese mostrado ciertas actitudes que invitaran a una cualificación creíble)
Natalia: Jajaja por lo que veo te gusto. (Ella hábilmente deduce que le gusta a
nuestro amigo, pero al no haber hecho una cualificación justificada, no percibe
su interés como real y creíble).
Príncipe
Azul:
Si me miras y sonríes como el sábado podrías gustarme. Fue una pena que me
pillaras trabajando... (Ahora
nuestro amigo intenta mostrar alta expectativa, pero al no estar justificada su
cualificación anterior, no queda congruente esta actitud).
Natalia: Jajaja, ¿pena por qué?
Príncipe
Azul:
Porque te hubiera llevado a un sitio especial. Para conocernos tranquilamente. (Esto está bien, va dándole una dirección
al asunto para que desemboque en una cita. Le da un “para qué” a sus
intenciones, con lo que quedan justificadas y creíbles)
Natalia: Jajaja tengo casi novio, jeje. (Aquí la chica percibe un interés real,
pero necesita rechazar a nuestro amigo para sentirse bien consigo misma, además
de darle una información valiosa. Con una adecuada gestión del rechazo se
podría solucionar fácilmente)
Príncipe Azul: ¿Tan pronto?
Natalia: ¿Qué? Ya tenía.
Príncipe
Azul:
Aún no nos conocemos lo suficiente para ser "casi novios"... Pero me
gusta esa actitud. (Aquí
la chica necesitaba algo de empatía y
comprensión por parte de nuestro amigo, pero sin embargo él ha preferido
usar la malinterpretación y jugar un poco más con el humor arrogante cuando no
tocaba eso. Aquí habría estado bien usar alguna herramienta contra el rechazo u obviar lo de que tiene “casi novio”.
También podría haber dicho algo como “Me
alaga que me digas que tienes casi novio sin que yo te lo pregunte…eso quiere
decir que vamos por buen camino. Pero dime, ¿a qué te dedicas en tu tiempo
libre?”. Con esa frase, distendemos y creamos la sensación de que sus
palabras son halagos).
Natalia: ¿Qué? Tengo ya mi rollete. ¿Qué dices tú?
(Como no ha pillado la
broma, ya que en el juego ausente es muy
fácil malinterpretar las actitudes, la chica se rebota y pone a prueba a
nuestro amigo para ver si es capaz de seguir con la bromita o de qué va).
Príncipe
Azul:
Que te referías a mí jajajaja (En este momento, nuestro amigo tendría que haber seguido esta frase con
algo de distensión y empatía como por ejemplo, a qué se dedica, puesto que
la dirección ya había sido dada. Como decíamos en el artículo de juego
ausente, cuidado con las actitudes que subcomunicamos. Hay que hacer más uso de la distensión que de la tensión).
Natalia: A ti no. (Aquí la chica contesta de manera borde y nuestro amigo decide cortar
la interacción).
Bien, en
esta breve interacción hemos visto un ejemplo claro de cómo se pueden
malinterpretar las actitudes mediante los chats. En estos casos, como ya
expliqué en el artículo correspondiente, es mejor usar más distensión y
recurrir a la tensión sólo en momentos puntuales para dar una dirección a la
interacción. Recordad el ejemplo de la montaña rusa: debe haber altibajos en la
interacción. No todo tensión y no todo distensión.
Vamos con
la siguiente experiencia:
Príncipe Azul: Buenas noches, “chica zara”. (Nuestro amigo empieza la interacción con
un tono juguetón que marcará el ritmo de la interacción como divertida)
Chica: Buenas noches.... Desconocido, aunque creo que sé quién eres.
Príncipe Azul: ¿Quién soy?
Chica: La bruja piruja.
Príncipe Azul: Correcto. Me has reconocido por la foto
seguro.
Chica: Sí. Exacto...Eres clavado... ¿Al final acabasteis en el plaza
3? (La chica le sigue el rollo
a nuestro amigo con un toque de humor y se interesa por sus cosas, en este caso
preguntándole cómo acabó el otro día)
Príncipe Azul: Pues no. Íbamos de camino, nos cruzamos
con unos amigos y sorpresa...cambio de plan. La cosa es que tu sonrisa me dejó
hipnotizado toda la noche. (Aquí
nuestro amigo vuelve a hacer una
cualificación que, si bien es buena, no es congruente con el ritmo de la
conversación. No era el momento de hacerla, era el momento de interesarse
por cómo acabó ella y por sus cosas, estableciendo primero un clima de confort.
Tampoco sabemos si la cualificación está justificada, porque no sabemos el
tiempo que duró la interacción en persona)
Chica: Siento decirte que no me has conocido en el mejor momento...Sorry.
A ti fue la sonrisa... Y al último chico con el que estuve fue mi cara... Como
puedes comprobar, ¡estoy algo fuera de mercado por defecto de mercancía! Jiji
no te ofendas... Me caíste genial. Pero sólo hace 2 días que terminé mi relación
y ya se sabe... (La
chica rechaza a nuestro amigo porque no
percibe su avance como justificado y lo compara con otro chico, dejando
claro que para ella esos avances injustificados no supusieron una buena
experiencia. Además, no está pasando por un buen momento, por lo que nuestro amigo debería aflojar el ritmo y
pasar a un modo más indirecto y más empático).
Príncipe Azul: Tranquila, que si sigues así de
interesante haciéndote la inalcanzable lo único que vas a conseguir es que
insista más en tomar ese café. (Aquí
nuestro amigo insiste en quedar con ella. No está mal, de hecho marca una dirección pronunciada. En
este momento nuestro amigo no necesita
que ella le dé la razón verbalmente, sino que con que ella siga hablando con él
será suficiente)
Chica: Jejeje No insistas...Porque seguro que volveremos a
coincidir.... No hace falta insistir. Pero yo sólo aviso de que mis ojos están
en otro... (Ella
vuelve a rechazarlo e insiste en que está pasando por un mal momento. ¿Qué requiere? Exacto, empatía)
Príncipe Azul: Jaajajaja, ¿no te das cuenta de que nos
estamos enamorando irremediablemente? (Esto
aquí, simplemente, no pega. Esta chica
necesitaba empatía en ese momento y no humor. Además, podríamos haber
gestionado el rechazo con las diversas herramientas de las que disponemos)
Chica: Jajajaja Tú has visto HITCH. Creo que se escribe así...
Príncipe Azul: Sii, la de Will Smith. ¿Insinúas que eres
una seductora como él?
Chica: Esa frase jejeje es de la peli. No, no. Que tú has tomado
apuntes jeje. Bueno… Señor amor, voy a dormir. (La chica se ha aburrido de la falta de
empatía de nuestro amigo y decide marcharse. Como veremos más tarde, al ser una
chica de cierta edad, ya no requiere tantísimo humor sino un grado más alto de
empatía)
Príncipe Azul: Jajajaja pues he visto la peli, pero no
he copiado frases, aunque es normal que pienses así. Nunca habrás conocido a
nadie como yo. Y no es por tirarme el rollo de prepotente. (Aquí no debe tener lugar el humor
arrogante, pues la situación no lo requiere. Nuestro amigo se empeña en mantener
una actitud y que ella acabe aceptándolo, cuando ya ha dejado claro ella que no
será así. ¿Qué hacer en estos casos? Como
somos unos chicos muy versátiles, sabremos adaptarnos a la situación y
proyectar nuestro valor natural a través de la empatía o la cualidad que
requiera cada momento)
Chica: No te pases. ¿Qué edad tienes?
Príncipe Azul: Adivina, peliculera.
Chica: 27
Príncipe Azul: Me halaga que me eches esa edad. Tengo
23.
Chica: Jejeje pues sigue por el buen camino. Busca ser diferente....
Pero olvida el rollo superioridad... Que eso y un “hombre mujeres y viceversa”
es lo mismo. Pero lo dicho. Fomenta ser la nota discordante...y triunfarás mucho.
Yo tengo 31... Me voy a dormir... (La
chica le pregunta la edad para verificar que está ante alguien más joven que
ella. Por eso percibe justificado tanto humor arrogante, pero como aquí no es
necesario usarlo, ella le da unos “consejitos” para el futuro. Con esto deja
claro que no está interesada en él, aunque con
actitudes posteriores podría corregirse)
Príncipe Azul: Chica, soy así y lo tienes que aceptar,
al igual que yo acepto tus defectos. Venga, hablamos.
Chica: No es más que una apreciación. Nadie tiene que aceptar a nadie.
Buenos días. Ya hablamos. (Aquí
da la sensación de que nuestro amigo es reactivo, por eso ella se corrige. Pero
con su actitud sigue demostrando que no
está interesada. Sin embargo, sigue hablando con él, así que hay
posibilidades)
Príncipe Azul: Madrugona. ¿Cómo suena la melodía de tu
despertador?
Chica: ¿Por qué?
Príncipe Azul: No quiero sustos por las mañanas. Por
cierto, tengo un planazo para ti y tus compañías este finde. (Nuestro amigo sigue con el rollito del
humor arrogante, aunque la chica ya ha dejado bastante claro con su actitud que
ese no es el camino a seguir para conquistarla. Propone un plan pero debido a
no haber gestionado el rechazo anteriormente, estaba condenado a que le dijese
que no)
Chica: Lo siento. Como ya te dije ayer. Me caíste muy bien. Pero no
estoy para nada. Lo siento.
Príncipe Azul: Aun así, me estimula hablar contigo. ¿Qué
plan lleváis este finde? (Insiste
en mantener esa actitud en vez de interesarse por su día a día. Es demasiada tensión sin distensión para
una conversación)
Chica: Sí... Algún día me gustaría entender por qué a los hombres os
estimula que una chica no quiera nada... Jeje es algo no sé si primitivo o extraterrestre... Pero desde luego, no eres
el primero que me lo dice. De momento no tengo planes. ¿Por qué no pones una foto
tuya en el whatsapp? (La
chica quiere corregir la actitud de nuestro amigo diciéndole que no es el único
que hace eso y que con ella no va. Se
sigue interesando un poquitín por él)
Príncipe Azul: Por lo que veo eres una tía experimentada
con los hombres. Porque quiero que me pidas el Facebook.
Chica: Sí. El salto de década hace mucho. Pero si te recuerdo
perfectamente, sólo me sorprende que pongas a un actor en vez de a ti.
Príncipe Azul: Este viernes dan una cena gratis en mi
local. Quizá te interese cenar gratis con la excusa de verme por allí. (Vuelve a usar el humor arrogante,
insistiendo en mantener una actitud que sólo le llevará a perder el tiempo. La
actitud correcta, vuelvo a repetir, es la empatía en esta interacción y con
esta chica en particular. No olvidemos
que cada mujer y cada situación requieren una actitud diferente)
Chica: Gracias. Pero no.
Príncipe Azul: ¿No a qué?
Chica: A ver… Hacemos un trato. Tú pones una foto y yo me pienso lo
de la cena. (La
chica va mostrando interés y propone algo, con lo cual nuestro amigo debería
aceptar o al menos mostrar interés en ese aspecto ya que por fin ella se ha
interesado por él)
Príncipe Azul: Mmm... Tengo un plan más beneficioso: yo
te veo este finde, me haces una foto y si salgo guapo me la pongo.
Chica: Bueno...déjalo. (Ese
plan ha supuesto mucho para ella y se ha cabreado por la insistencia de nuestro
amigo de tener una actitud demasiado arrogante).
Príncipe Azul: Como quieras. Me interesa mucho conocer
ese mal de amores en el que te encuentras, si no es muy prematuro preguntarlo. (Nuestro amigo decide usar la empatía
por fin, pero es demasiado tarde ya para que ella lo vea de otra manera)
Chica: Es que creo que te estas confundiendo de chica. Lo de chica
zara no sé por qué lo decías. Y claro si ni te identificas...
Príncipe Azul: Porque recuerdo que llevabas una prenda
de zara. A no ser que me mintieras durante nuestra conversación.
Chica: Llevé varias de zara pero insistes en no identificarte...
Príncipe Azul: ¿No sabes quien soy?
Chica: No estoy segura.
Príncipe Azul: ¿Cuánta gente conociste el domingo que
fuera al plaza después de hablar contigo?
Chica: Jejeje vale. Tienes razón....
Príncipe Azul: ¿Cómo me llamo?
Chica: No lo recuerdo
Príncipe Azul: Mal...Príncipe Azul.
Chica: Príncipe Azul. Vale. Ya no lo olvido. Voy a seguir trabajando.
Eres encantador pero me reafirmo en decirte que no estoy en mi mejor momento. Y
que no puedo ni me apetece aceptar ningún tipo de invitación. Un placer hablar
contigo. Un beso. (Ella le ha dado un rechazo definitivo ya.
Lo mejor aquí sería dejar pasar unos días que la situación se enfríe y volver a
hablar con ella con comunicación empática y con otro tipo de humor que no fuese
arrogante)
Príncipe Azul: Lo respeto y me parece muy bien, al igual
que tú respetaras que por ahora me apetece seguir conociéndote
Chica: Lo respeto. Por supuesto. ¡Pero estamos en el mismo punto!
Príncipe Azul: ¿Cuál punto?
Chica: Pues el punto de que no quiero conocer a nadie.
Príncipe Azul: ¿Y yo que soy? ¿La excepción? (Esto ya está totalmente fuera de lugar. No
está bien usada esta frase enlatada. No
es el contexto ni la chica para decir estas cosas)
Chica: Bueno, ya. Lo siento pero ahora mismo de verdad necesito que
me dejen tranquila. (Rechazo
definitivo. Hay poco que decir aquí)
Príncipe Azul: Creo que confundes mis intenciones
contigo Chica. Pero bueno, espero que encuentres lo que buscas. Cuídate. (Aquí no sé qué demonios se le pasó a
nuestro amigo por la cabeza para decir que confundía sus intenciones, cuando
han quedado más que claras durante toda la conversación).
Chica: No busco nada en serio. Ni confundo nada. Sólo necesito
tranquilidad.
Príncipe Azul: Si buscas tranquilidad, entonces no te
recomiendo en absoluto que experimentes el proceso de conocerme. (Ella le ha dicho lo que necesita para
guiarlo un poco, pero él insiste en ser arrogante, con lo cual diciendo esto se
ha descalificado él solito automáticamente).
Chica: Ok. Seguro que eres muy divertido... Pero ya te he explicado.
Hace 3 días que salí de una relación... ¿Lo entiendes, verdad?
Príncipe Azul: Claro que sí. En realidad me halaga que
me veas como un pretendiente potencial en vez de un simple chico como amigo.
Chica: Jajajaja sabes que no te veo como tal... Veo a un chico al que
le ponen los retos... Y mi negación a dejarme conocer te motiva....
Príncipe Azul: ¿Como amigo? Nunca, lo dejé claro
Chica: Ni más ni menos. Pero no quiero ser maleducada... Porque tú
estás siendo muy agradable...
Príncipe Azul: Reto no, me atrajiste por tu físico y la
presencia que tienes. Y ya solo por eso es suficiente para mí como para querer
conocerte. Si no estás predispuesta en este momento tampoco te voy a seguir
insistiendo. Sólo procura no cambiar nunca y en un futuro podremos tomar ese
café. (Aquí nuestro amigo hace
algo bien, que es respetar su decisión. No de manera muy empática pero esto que
ha sembrado podría dar algún pequeño fruto algún día)
Chica: Pero de verdad no estoy para juegos, ni para conocer a gente
nueva.... Ni para nada. Y sé que lo entiendes. Porque tienes pinta de ser muy
inteligente y juegas con tu inteligencia. Gracias, lo mismo te digo. Sigue así
de auténtico. (Para
terminar, ella le ha dicho un mini-piropo. Ha visto inteligencia en nuestro
amigo, pero eso no quiere decir que ella esté interesada en él. Es probable que
si dejan pasar un poco el tiempo, alguno de los dos se interese por el otro)
Bueno chicos, en
esta conversación en general hemos visto demasiada
tensión. Nuestro amigo no ha distensionado y por ello ha sido rechazado.
Además, una comunicación más empática y
menos arrogante habría hecho que ella se hubiese interesado por él. Lo
único que él sabe de ella es que ha terminado una relación hace poco, que no
está interesada en tener nada y que tiene 31 años…muy poca información para el
tiempo de conversación. Si bien no es malo usar el humor arrogante en las
interacciones, como hace Asmel, hay
que usarlo con moderación y siempre usando mucha distensión.
Hasta aquí otro
artículo. Espero que os haya quedado claro que hay que jugar con los conceptos de tensión-distensión.
Un abrazo seductor,
Fénix Fire
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