Hola chicos, como lo
prometido es deuda hoy os traigo un artículo en el que hablaremos acerca del
rechazo.
Yo: […] Dame tu
teléfono.
Ella: No puedo. Tengo
novio.
Yo: Ok, tú te lo
pierdes, adiós.
¿Qué es el rechazo?
Antes de aventurarnos en cómo combatirlo, diremos que el rechazo es relativo,
es decir, no hay rechazo si nosotros no lo entendemos como tal. Pues, como bien
sabemos, según cómo sea de fuerte nuestro juego interno, el rechazo nos afectará
en mayor o menor medida.
En consecuencia, nuestra prioridad será fortalecer nuestro juego interno para que el rechazo no nos suponga mayor problema en los avances con una chica. Después de ello nos encargaremos de combatir el rechazo y nos daremos cuenta de que es obligación de nuestro objetivo rechazarnos porque, amigos, seamos sinceros, la sociedad no se lo pone nada fácil a las chicas poco selectivas que se acuestan con hombres.
Por tanto, para combatir el
rechazo dividiremos nuestras armas en base al Juego Interno y al Juego Externo.
EL JUEGO INTERNO
Como he dicho antes, el
rechazo es relativo. Mejor dicho, la INFLUENCIA del rechazo sobre nosotros es
relativa. Os explico por qué. El rechazo puede afectarnos en mayor o menor
medida según:
1
- Nuestro estado de ánimo.
- Nuestras creencias.
Nuestro estado de
ánimo:
Chicos, como personas
que somos, tenemos derecho a deprimirnos, a sentirnos mal, a querer quedarnos
un día en la cama sin hacer nada, a llorar con una desgracia y a reír con una alegría.
Amigos, somos humanos, dejémonos de paranoias Avens, Alfas y demás movidas que
nos hacen querer parecer superhéroes. Porque no lo somos.
Si estamos
mentalizándonos en aparentar algo que no somos, al final nos frustraremos y
ante el rechazo le echaremos toda la culpa a nuestro objetivo, cuando no nos
miramos a nosotros mismos delante de ella. El primer paso para fortalecer
nuestro juego interno es reconocer que, como humanos, somos débiles.
Nuestras creencias:
Puede que nos creamos
el premio, puede que “hagamos como si lo fuéramos hasta que lo fuésemos”. Pero
señores, ser el premio no es ser superior a otro en la seducción. No es aspirar
a conseguir a alguien. No es “si tú no me aceptas, tú te lo pierdes”. Creyendo
eso sólo conseguiremos frustrarnos ante cualquier rechazo y, en consecuencia,
quedarnos estancados y desarrollar una personalidad basada en una mentira.
En
la seducción, el premio es lo que vamos a compartir ella y yo; es la unión de
dos personas desconocidas en sexo, relación estable o relación laboral. Pensar
que somos el premio viene bien para subir la autoestima en momentos
determinados cuando estamos de bajón, pero basar nuestra personalidad en eso es
un error. Yo siempre pongo una metáfora:
“La seducción no son
dos personas tirando de la cuerda hasta arrastrar al otro. Es convencer e ir
soltando cuerda hasta que ambos nos juntamos”.
Un seductor que se
precie sabe muy bien que cuando una chica lo rechaza en las aproximaciones en
frío, no lo está rechazando a él mismo, ni a sus valores ni sus sentimientos,
sino a su juego. Y a veces ni eso, sino que rechaza al estereotipo de “hombre
con polla que quiere follarme”.
Siendo esto así, ¿cómo podemos enfadarnos con
ella? ¿Cómo podemos sentirnos mal? Simplemente lo tomaremos como algo natural
del proceso y que ella debe hacer para sentirse mejor consigo misma y no lo
tomaremos como algo personal.
JUEGO EXTERNO
Una vez explicado cómo
nos debería influir el rechazo, pasaremos a cómo mostrarnos ante él delante de
nuestra chica. Nuestra reacción siempre estará en congruencia con nuestro
estado de ánimo y nuestras creencias. Por ello, gestionaremos el rechazo
mediante:
Nuestras aptitudes:
En función del rechazo
que recibamos, serán nuestras aptitudes para gestionarlo lo que nos hará
superar esa pequeña prueba y ponernos a los dos más cerca de nuestro premio común.
Esto se conseguirá con aptitudes o características como la asertividad o la
empatía.
Si una chica no nos
quiere dar su teléfono seamos observadores. Observemos la interacción a ver qué
información nos ha dado ¿Viene con sus amigas? ¿Está su novio en otra parte de
la sala? Igual están sus hermanos vigilándola, o sus padres, o un regimiento de
OVNIs. Detectemos pues, en qué hemos podido fallar o por qué nos ha rechazado
y, si está en nuestra mano convencerla de lo contrario, hagámoslo. Igual esta
chica es la de nuestros sueños…o igual queremos follárnosla, lo que sea, ella
no sabe todavía que va a pasar. ¿Vamos a dejar que por unas cuantas palabras eso
no pase?
Disponemos de una serie
de herramientas asertivas y empáticas que, usándolas correctamente con la
actitud adecuada irán corrigiendo su rechazo y su conducta progresivamente
hasta llegar a nuestro encuentro. Dichas herramientas están acuñadas por el
mismísimo Egoland, el único que ha trabajado el rechazo y cómo combatirlo
activamente. Son herramientas que utilizan la fuerza de su rechazo para que
ella misma sienta que si sigue rechazándonos ya no estará justificado y sufrirá
un conflicto de intereses peor que si nos acepta.
Dichas herramientas
son, entre otras: Me gustarías más sí, Boomeregoland, Veo que necesitas, Yo
estuve ahí, El manual de instrucciones, (A o B) La elección entre dos opciones,
Ponte en mi piel…entre otras. Todas ellas explicadas en “Seductor” de Egoland,
y que no explicaré aquí por hacerse demasiado extenso el artículo.
Así pues, según las
aptitudes que desarrollemos, el rechazo será sólo un paso más en nuestro avance
o el fin definitivo de una interacción que podría haber llegado a más.
Nuestras acciones:
Este apartado lo
reservo para hablar de un concepto muy extendido en la comunidad de seducción que
es la no reactividad. La no reactividad no es, como muchos piensan, quedarnos
impasibles ante cualquier actitud que ella muestre. Ser fríos como el témpano o
no enfadarnos ante determinadas actitudes que ella muestre por ejemplo, en una
reacción estable. En los foros leo consultas como: “He pensado mandarla a la
mierda. ¿Esto es reactivo?” Pues sí, además de ser un maleducado, es reactivo.
La no reactividad, bien
entendida, es no dejarnos llevar por nuestras emociones negativas, que son la
ira, el asco, la tristeza o la alegría en casos extremos. Se trata de
racionalizar nuestras emociones, en este caso, ante el rechazo. Pongamos un
ejemplo:
Yo: Dame tu teléfono
para vernos otro día.
Ella: (No percibe
justificado el interés) No creo que sea buena idea darte mi teléfono.
Yo: (Actitud reactiva) ¿Pero
tú quién te has creído que eres? Estoy aquí una hora hablando contigo y no me
das el teléfono. Tú te lo pierdes, creída.
Esta es una reacción
terriblemente reactiva y de mal gusto, pero creo que se entiende bien. Ante
esta misma situación, si nos tomamos el rechazo como un paso más:
Yo: Dame tu teléfono
para vernos otro día.
Ella: (No percibe
justificado el interés) No creo que sea buena idea darte mi teléfono.
Yo: (Actitud no
reactiva) Verás, Eva, creo que no me has entendido. (Con una sonrisa) Quiero tu
teléfono porque me ha fascinado tu capacidad para conmoverme y ponerme nervioso
y quiero descubrir si eres capaz de provocarme esto delante de una cerveza. Eres
una chica muy intuitiva, pero me gustarías más si de verdad hicieses caso a tus
instintos. Además, creo que si mañana por la mañana nos despertamos sabiendo
que no tenemos medios para contactarnos nos sentiríamos muy desilusionados.
Ella: Anda, apunta,
golfo…675….
¿Apreciáis la
diferencia? Ella simplemente no percibía nuestro avance como algo legítimo. Utilizando
la empatía, la afirmación de nuestras intenciones y la herramienta “Me
gustarías más si” hemos cambiado su conducta.
Así pues, chicos, ante
el rechazo no debemos enfadarnos ni interrumpir la interacción. Podemos hacer
que el rechazo sea transitorio (créditos a Egoland) en base la actitud que
mostremos ante lo que nos ha dicho. Nuestra actitud debe ser la de un tío
valioso, con experiencia y que sabe afrontar las situaciones en base a su
complejidad.
En resumen, seremos
unos tíos que experimentan sus emociones y se alegran de reír, llorar,
disfrutar, estar de bajón…unos tíos que VIVEN sus emociones. Así mismo, seremos
unos tíos con carisma, que entienden que cuando nos acercamos a una chica lo
hacemos para buscar un punto en común entre los dos, que no nos las damos de
algo que no somos.
Unos tíos sinceros, que entienden que el rechazo es parte de
la seducción y que no nos venimos abajo por cualquier rechazo menor. Que
tenemos las aptitudes necesarias para darle la vuelta a cualquier negativa y
que no reaccionamos negativamente ante cualquier rechazo, porque somos unos
chicos con experiencia que sabemos resolver cualquier situación del rechazo.
Bueno chicos, hasta aquí otro artículo. El próximo tengo pensado que sea sobre la tensión sexual y cómo gestionarla, en colaboración con los demás compañeros.
Un abrazo seductor.
Fénix Fire.
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